miércoles, noviembre 22, 2006

Thessaloniki

Ayer hace un año fue un gran día agridulce. La tristeza de partir de Grecia y la ilusión de volver a España. Las lágrimas corriendo con el avión por la pista junto al Egeo y volviendo a correr en la pista de Barajas.

Recuerdo que nada más llegar me puse a buscar a Alejandro, Filipo y Aristóteles, pero pronto me di cuenta de que no eran ya más que estatuas en tus plazas. Bombardeada, incendiada, ocupada. Maltrartada, olvidada, abandonada a tu suerte por el gobierno griego. Indignamente representada por tus supuestamente egregios pero incompetentes hijos. Fundada por Filipo, engrandecida por Alejandro, pensada por Aristóteles. Gloriosa co-capital del grandioso Imperio Bizantino, capital de Macedonia y cruce de caminos . Tú, Thessaloniki, la grandísima emperatriz de los Balcanes buscas con tus malheridas manos tu cetro y tu corona perdidos en el Egeo, en algún lugar de las profundidades del Golfo del Thermaikós, intentando resurgir de tus cenizas para poder volver a ocupar tu trono injustamente usurpado por Atenas.

Me has hecho más fuerte, me has hecho sufrir, me has hecho llorar. También he me has hecho reír, encontrar amigos maravillosos y vivir momentos inolvidables. Experiencias vitales teñidas de dureza de herencia balcánica y crueldad de herencia otomana, compensadas con la belleza de tus puestas de sol y el ritmo pausado de cada uno de tus días. Demasiado duro para mí verte sufrir y sufrir yo a la vez contigo, madre Thessaloniki.

Pero tú no tienes la culpa, a tí nada puedo reprocharte. Sólo quería decirte que hoy que llevamos un año sin vernos te echo mucho de menos, te sigo llevando muy dentro, me dueles y se me siguen llenando los ojos de lágrimas de impotencia al recordar tu sufrimiento. Estas líneas son mi homenaje a tí, mi querida Thessaloniki, mi ciudad, mi casa a tí que tanto me hiciste crecer y me has dado tanto...

martes, noviembre 21, 2006

Khronos

Apretar, pero no ahogar, nadar y guardar la ropa, aprender cuales son las normas para a continuación saltarse unas cuantas. Teorías, hipótesis y ensayos sobre los tiempos, los ritmos y el compás de espera: No precipitarse, respirar y contar hasta tres, echar el freno de mano y dejar metida la marcha atrás por si acaso, saber esperar y mientras tanto no desesperar.

Se trata de mantenerse agazapado pero alerta, como Zeus en su escondite esperando a que el dios del tiempo Khronos se quede dormido y salir en el momento apropiado para lograr el ansiado triunfo, no vaya a ser que el maestro Goya coja la paleta y vuelva a ejecutar su terrible pintura negra tiñéndolo todo con el amargo sabor del fracaso y del desastre. Esperar y no desesperar, porque hay que guardar fuerzas para la parte más difícil. Amadeus, Amadeus.

sábado, noviembre 04, 2006

Ricitos

Comprendo tu mirada seria y a la vez triste. Adivino tu esfuerzo, tu entrega, tus noches en vela y la impotencia de tu noble corazón entregado a la noble causa: triste, desolado, inconsolable porque aquella visita tan desagradable consiguió colarse por la puerta.

Tu vacio es inmenso y llueven copiosas lágrimas del cielo azul de tus pupilas. No temas, ricitos, no las reprimas, son necesarias. Son las lágrimas de tus sentimientos, de tu cariño desinteresado y verdadero, que desembocan en el lago Estigia intentando evitar que él se embarque en su singladura con el arisco timonel Caronte. No temas, él sabe y aprecia todo lo que has hecho. No temas, porque él está orgulloso de ti.


A tí, porque sé que estás triste. A tí, que eres de una pasta tan dulce y tan especial, que me emocionas...