sábado, noviembre 04, 2006

Ricitos

Comprendo tu mirada seria y a la vez triste. Adivino tu esfuerzo, tu entrega, tus noches en vela y la impotencia de tu noble corazón entregado a la noble causa: triste, desolado, inconsolable porque aquella visita tan desagradable consiguió colarse por la puerta.

Tu vacio es inmenso y llueven copiosas lágrimas del cielo azul de tus pupilas. No temas, ricitos, no las reprimas, son necesarias. Son las lágrimas de tus sentimientos, de tu cariño desinteresado y verdadero, que desembocan en el lago Estigia intentando evitar que él se embarque en su singladura con el arisco timonel Caronte. No temas, él sabe y aprecia todo lo que has hecho. No temas, porque él está orgulloso de ti.


A tí, porque sé que estás triste. A tí, que eres de una pasta tan dulce y tan especial, que me emocionas...