domingo, febrero 19, 2006

Match

Llegué allí por casualidad, por ver si pasaba algo, pero nunca sucedía nada...
Domingo tarde mirando el correo y de repente se confirma la teoría: no buscas, te encuentran. Mezcla de asombro, alegría e incredulidad. Pero aun habia más, a pie de página una invitación al ciber-encuentro, su dirección encriptada en un código muy simple que pasó desapercibido a los censores.

Aprovecho el resquicio tecnológico, pero no me conformo. De repente un flashazo: ¿y si...? Porqué no. Un click, copiar, otro click, pegar. Tercer click, tono característico, ¡Eureka!. Se abre la brecha digital en forma de nueva ventana en el messenger y increíblemente, ella está ahí, esperándome... Me pongo a temblar como en mi primera cita y me relajo en cuanto me doy cuenta de que por una vez no se va a notar que me tiembla la voz. Casi sin darme cuenta acepto una invitación para ir a clases de tango. Apago el ordenador y veo su foto proyectada en la cortina. Bueno, ¿y ahora qué me pongo para ir?

En el metro, a ritmo de Piazzolla para meterme en el ambiente, no puedo evitar pensar que habrá sido de todos esos besos virtuales a los que nunca me contestaron. Próxima estación: Quevedo. Subo las escaleras y enciendo un cigarro. ¿Por dónde llegará ella?

2 Comments:

Blogger Angel Martín Fernández said...

Días de amor y cambalache (siempre en el recuerdo)

6:01 p. m.  
Blogger Azena said...

¿estás diciendo:

1 que vives en madrid?
2 que bailas tango?

¿cómo te encuentro?

7:39 p. m.  

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